blindado corazón a los recuerdos
malditos
aquel cigarrillo negado
una palabra que se quedó entrampada
en tiempos inaccesibles
los vientos que nos apagaron la mirada ya triste
memorias blindadas casi hasta el olvido
patrañas del recuerdo que cesa inevitable
en el salón mortuorio de las ideas olvidadas
algún día llegará la oscura golondrina
la palabra del día en que la memoria
deje de ser una piedra clavada en los sesos
ese día en que las capas de máscaras
superpuestas a chapas voladas en los aires
sumadas a las conchas descompuestas en los terremotos
adheridas a lechos de obsidiana y jade
se hagan pan en las breves alas
de mariposas que volverán a morir
con la llama de la vela nuestra que se apaga
ese día
cada vez
siempre
para siempre
(Héctor Ranea Sandoval)
|